La capital chiapaneca se pintó de colores, luces y una contagiosa alegría durante la celebración del Día de Muertos. Como cada primero de noviembre, la costumbre del "¡Calabacita tía!” se hizo presente: las calles y colonias de Tuxtla Gutiérrez se llenaron de niños y niñas que, entre disfraces creativos, recorrieron los barrios pidiendo dulces y compartiendo la magia de esta festividad. Familias tuxtlecas adornaron sus hogares para mantener viva una tradición que se celebra con entusiasmo y un profundo sentido de comunidad.

Reynaldo Esquinca.

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