El asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, Michoacán, a manos de la delincuencia, ha dejado un vacío de liderazgo y un testimonio sobre la criminalidad que rebasó a las autoridades. Manzo se destacó como uno de los pocos funcionarios que optó por enfrentar la inseguridad directamente. Su valentía y su eventual sacrificio evidencian la magnitud del problema en Michoacán.
FIA.
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