En el corazón de La Trinitaria, Chiapas, reside la comunidad Maya Chuj, un pueblo que guarda en su memoria los ecos de un éxodo forzado. Huérfanos de su tierra natal debido a la violencia que azotó Guatemala en la década de los 80, estos hombres, mujeres y niños cruzaron la frontera buscando un refugio, encontrándolo en la comunidad de Tziscão. Hoy, a más de cuatro décadas de aquel desplazamiento, reviven las experiencias de quienes tuvieron que abandonar todo, y celebran la resiliencia y el orgullo de una cultura que se niega a desaparecer.

Reynaldo Esquinca.

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