Una de las leyendas más conocidas de Tuxtla Gutiérrez habla del hombre sin cabeza en el antiguo Panteón de San Roque. Tras un asalto por alhajas de oro, el hombre fue decapitado, y su cabeza rodó hasta el arroyo. Años después, trabajadores del municipio encontraron un cráneo y, al colocarlo en un sepulcro abierto, ¡encontraron el cuerpo!

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