Para los niños y niñas migrantes, en el campamento que se ubica sobre la carretera a Villaflores, todos los días son iguales, pero los domingos les emociona la llegada de voluntarios como Nérvinson, quien les imparte actividades de recreación y enseñanza, para entretenerlos y que aprendan cosas nuevas.
Algunos niños no saben leer ni escribir, pero presentan interés en participar, la intención es acercarlos al conocimiento para cuando tengan que regresar a la escuela, ya que actualmente no están establecidos en un solo lugar, los asistentes varían semana con semana dependiendo de la situación de su familia.
Con información de Alejandra Orozco Ardines.
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