Un tesoro natural que se ha convertido en un testigo silente de las décadas que han moldeado la historia de Chiapa de Corzo, es el imponente árbol de guanacaste que se alza majestuosamente en el patio del exconvento de Santo Domingo, con sus ramas extendidas y su presencia, este ser vivo ha visto pasar generaciones, pues se calcula que tiene al menos 70 años de edad.

Con información de Ismael Dueñas