La aeronave, un Boeing de pasajeros, volaba a una altitud de 10.970 metros cuando perdió presión y se precipitó hasta alcanzar los 3.200 metros. La situación dejó a varios pasajeros inconscientes y obligó al despliegue automático de las máscaras de oxígeno. Un video grabado dentro del avión mostró a pasajeros sosteniendo las máscaras, visiblemente asustados. Algunos permanecieron desacordados en sus asientos.
Las autoridades de aviación de Japón iniciaron una investigación para determinar con exactitud la causa del suceso.