La temporada de huracanes del Atlántico está a punto de intensificarse. La tormenta tropical Erin se formó en el océano Atlántico oriental, y los meteorólogos pronostican que se convertirá en el primer huracán de la temporada durante la semana en curso.
Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), a las 11:00 a. m. hora de Miami del lunes, Erin se localizaba al oeste de las islas africanas de Cabo Verde. La tormenta presentaba vientos sostenidos de 72 km/h y se desplazaba hacia el oeste a 32 km/h.
¿Cuál es la trayectoria de Erin y cuándo podría convertirse en huracán?
Se espera que la trayectoria de Erin continúe hacia el oeste sobre una zona clave del Atlántico tropical, conocida por ser una región de desarrollo activo para estos sistemas. Se prevé que esta evolución suceda a lo largo de la semana. Los especialistas estiman que Erin podría alcanzar la fuerza de un huracán el miércoles.
Aún es pronto para determinar el impacto exacto que podría tener Erin en regiones como el Caribe, las Bermudas o Estados Unidos una vez que se desplace al Atlántico occidental. Su evolución dependerá de su propia fuerza y de la posición de un sistema de alta presión conocido como anticiclón de las Bermudas, que influye significativamente en la dirección de los sistemas tropicales.
Un factor clave para el desarrollo de Erin es que las temperaturas superficiales del mar en el Atlántico occidental son más cálidas de lo normal, lo que le proporcionará un considerable “combustible” para fortalecerse.
Temporada de huracanes en 2025: Un panorama en desarrollo
Agosto marca el inicio del periodo más activo de la temporada de huracanes, que históricamente se extiende hasta mediados de octubre. Este año, se han formado cuatro tormentas tropicales con nombre: Andrea, Barry, Chantal y Dexter, pero Erin podría ser el primer huracán. Aunque el 11 de agosto es la fecha promedio para la formación del primer huracán, en años recientes se ha observado que estos fenómenos surgen antes en la temporada.
El NHC también está monitoreando otras dos zonas en el Atlántico abierto con potencial de desarrollo tropical, lo que sugiere que la actividad en la cuenca atlántica está aumentando.
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