Desde los diez años, Wendy aprendió a tejer hamacas, oficio heredado por su padre, que, a su vez, aprendió de su padre, por lo que este trabajo ha pasado de generación en generación dentro de su familia que vive en el municipio de Berriozábal, Chiapas. Cuando las hamacas están listas, su padre sale a venderlas a otros municipios para generar dinero.

Con información de Reynaldo Esquinca

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