En Copoya, Chiapas, el final de la canícula marca la esperada temporada del hongo Moní, popularmente llamado “coloradito”. Su aparición está ligada a un intercambio vital con los árboles locales, lo que lo convierte en un tesoro biológico y cultural. Este hongo no sólo aporta sabor a platillos tradicionales como tamales, quesadillas y moles, sino que también representa conocimiento ancestral que une a la ciencia con la tradición culinaria. Los coloraditos son, cada agosto, identidad y herencia viva de Chiapas.

JACQUELINE VELASCO

¡ÚNETE A NUESTRO CANAL DE DIFUSIÓN DE WHATSAPP Y ENTÉRATE DE LA INFORMACIÓN AL MOMENTO! CLIC AQUÍ